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Eugenio Toussaint, año de intensa actividad musical
Renuencia para obras mexicanas contemporáneas
25 de Enero de 1997
El Nacional, Claudia Montoya


Para el compositor mexicano Eugenio Toussaint, 1997 representa el año más importante en su actividad profesional. Concluirá las obras: suite para arpa sola, dedicada a Mercedes Gómez; Sinfonía Tabentus, para sexteto de alientos; un concierto para trombón y orquesta, y un trabajo especial para el Ballet Arizona.

ste último, es un ballet con una historia que gira en torno a la lucha del día de muertos mexicano y el halloween americano. Al final no hay ganadores, sólo un entendimiento.

Con hora y media de música ininterrumpida será estrenada en Phoenix, por la Filarmónica de la entidad, en una versión reducida. La coreografía es del chileno Michaele Uthoff, escenografía de Rafael Cauduro y la historia de Bertha Hiriart.

El ballet se repetirá en Tucson y cabe la posibilidad de hacerse itinerante a Texas y California este mismo año. En México es probable que se escenifique, en 1998, en el Festival Internacional Cervantino.

Eugenio Toussaint asegura: "Es una maravilla tener tantos encargos, eso habla de mi trabajo, ahora ya saben quién soy".

Entre sus pendientes se encuentra De luz y de sombra, título que dio a la obra que debutará el 29 de abril en la Catedral Metropolitana en el marco del Festival del Centro Histórico.

En entrevista, Toussaint habló de esta pieza, de la que ya tiene compuesta la tercera parte; así como del estreno mundial del Concertino para alientos, cuerdas y percusiones que la Orquesta Filarmónica de la Universidad Nacional Autónoma de México (OFUNAM), bajo la dirección de Horts Neumann, interpretará este fin de semana, en la sala de Conciertos Nezahualcóyotl.

-Cuál fue el encargo del Festival del Centro Histórico?-Lo que estoy haciendo es algo muy sui generis. Básicamente una obra coral con la intervención de instrumentos contemporáneos. Se buscaba hacer una obra litúrgica -porque se tocará en la Catedral-, por tal motivo debe tener ese estilo de música de iglesia. El grupo orquestal que la interpretará será Capella Cervantina, que dirije Horacio Franco; por el lado de las percusiones, Tambuco; los solistas son Mercedes Gómez, en el arpa y, en la parte del saxofón, oboe, clarinete y corno inglés estará a cargo Paul McCandless, un excelente instrumentista estadounidense que toca con el grupo Oregon.

-Qué bases musicales está utilizando?-Los cantos gregorianos y música antigua, aunque las estoy armonizando a mi modo y con mis propias formas rítmicas. Utilizo muchas alturas de cantos gregorianos, es decir, una secuencia de notas de ellos. Lo que estoy haciendo, y por lo que le puse de De luz y de sombra, es utilizar un texto en latín de canto gregoriano muy antiguo que habla sobre la luz y la oscuridad. Fundamentalmente, el texto dice que Dios le proporciona luz a la humanidad y de cómo él permite al hombre salir de las tinieblas. Utilizaré un coro que en este caso representa la luz, y las percusiones serán la oscuridad. La idea de esta obra es ir con el tema del festival del Centro Histórico denominado Fin de siglo fin de milenio. De alguna manera la combinación de los cantos gregorianos con los instrumentos de percusión, que pueden ser arcaicos pero a la vez muy contemporáneos, nos da una mixtura entre lo muy antiguo y lo muy moderno. Hay partes en donde el coro va a cantar una cosa prácticamente gregoriana y al mismo tiempo habrá una improvisación de saxofón.

-Cómo surge el interés por una pieza con estas características?-Por una cosa que ya hizo antes Jan Garbarek con el Hilliard Ensemble en su disco Oficium. Aunque desde un princi- pio dije que no quería hacer una recreación de ese asunto, no tiene sentido hacer algo igual. La originalidad de esta obra está en la combinación de las percusiones, éstas se distribuirán por toda la Catedral, así aprovecharemos su acústica. El coro estará en la parte de atrás, de hecho el público no lo verá nunca; el arpa estará en el altar y los percusionistas estarán simpre en movimiento; de repente los vamos a oír de un lado y luego del otro, será un espectáculo multidisciplinario que contará con iluminación; es hasta cierto punto teatral. La iluminación tiene que ver con la música, aunque la persona que la realizará tendrá plena libertad de hacerlo como quiera. Muchas cosas se verán sobre la marcha. Lo que ahora importa es delimitar los espacios para ver qué va iluminado. Hasta ahora sabemos que será el altar mayor y los laterales, se utilizará oscuridad y penumbra para jugar con el color y la sombra.

-Cómo ha sentido el proceso al componer esta obra?-Muy complicado, porque es la primera experiencia que tengo con coro. Aunque el coro es lo que menos problema tiene, lo difícil está en tomar la decisión de cuándo intervienen todos juntos. Hay que oír si funcionan los desplazamientos de los percusionistas, si funcionan los timbres que estoy eligiendo; es un gran reto. De repente la percusión tocará una cosa abstracta y al mismo tiempo estará un canto gregoriano muy tonal o un solo de arpa; el cómo mezclar todo esto es lo difícil. Además no sé todavía si habrá director o no, probablemente sea yo quien dé las entradas. La ventaja es que estos grupos se conocen muy bien; primero ensayaré coro y percusiones, luego todos juntos para que sepan cómo va la música y, finalmente, ensayaremos de manera general en la Catedral para que se vea lo del movimiento.

-Ahora que menciona el fin del milenio, qué le espera a la música para entonces?-Siento que hay una gran tendencia de la globalización, entendida de una buena forma, es decir, cada vez hay menos fronteras en cuanto a música se refiere y mayor apertura para utilizar o hacer suyas cosas que no son evidentes de una nacionalidad. Ahora es muy válido utilizar música de India o Africa, o instrumentos de estos lugares, o pequeñas cosas rítmicas, melódicas o armónicas que puedan provenir de Rusia, Japón o cualquier lugar, en fin, es una globalización. Otra tendencia que también veo es que lamúsica de concierto está volviendo un poco a la tonalidad y ritmo, a la armonía tradicional. Con todo este cúmulo de experiencias que ya tuvo la música en todo el siglo, donde fueron las rupturas más fuertes, ahora se está dando un proceso en el que la música, aparte de ser más universal en cuanto a elementos, tiende a volverse más comunicativa, un lenguaje que pueda ser entendido por mucha gente.

Entre el 18 de enero y el 23 de marzo de este año, la OFUNAM y su director artístico, Ronald Zollman, ofrecerán al público el segmento de invierno de su Temporada 1996-1997. Hoy será el estreno mundial del Concertino para alientos, cuerdas y percusión, de Eugenio Toussaint.

-Qué idea tenía para esta pieza?-Se me ocurrió hacer una obra para quinteto de alientos clásico: flauta, oboe, clarinete, fagot y corno francés, porque es una configuración que en lo personal me gusta. Además no hay muchos conciertos escritos para quinteto de aliento solistas, de haberlos son conciertos grossos. No le puse así porque son piezas cortas que no tienen demasiadas dificultades técnicas como para convertirlas en un concierto, más bien le di preponderancia a las voces del quinteto de alientos sin llegar a una cosa complicada que pudiera convertirlo en un concierto para virtuosos.

-Aunque aquí incluye acompañamiento de cuerdas...

-Puse percusiones porque la pieza es en sí muy rítmica y el percusionista me ayudaba a sobresaltar ese asunto. Tiene un poco el concepto o influencia, aunque no textual, de una obra de Frank Martin, un concierto en tres movimientos para siete instrumentos de aliento y orquesta de cuerdas. En este caso Zollman fue muy claro, quería una especie de concierto grosso donde los elementos de la sección de alientos tuvieran su preponderancia. Es muy difícil escribir un concierto para instrumentos de aliento con unacompañamien- to de toda la orquesta completa, por eso lo reduje a cuerdas y percusiones para que haya mejor balance. El chiste de la pieza es lograr que pueda tocarse en versión de cámara o de orquesta.

-Cuál fue el punto de partida en el concertino?-A veces parto de temas melódicos y para esta obra no, el punto de arranque fue una célula rítmica, que son, técnicamen- te hablando, tres compaces de 5/8 y uno de 3/4. Me recordó por alguna razón la música de Alberto Ginastera que me gusta mucho y, a partir de esa raíz o pequeña célula rítmica, fui desarrollando toda la obra. Luego llegué a una parte enmedio donde prácticamente me remito al danzón. La segunda parte es ligera, básicamente el asunto fue tratar de, con esa célula rítmica, poder construir toda la obra, ocupar una sola fórmula. En cuanto a la armonía, sigo con lo jazzístico, que es con lo que he crecido. -Con la obra, rescatan los alientos que de alguna manera están relegados?-Es la idea detrás de la idea, perdón que redunde. Se trata de que esos instrumentos que normalmente no tienen tanto trabajo, o que no se nota, ahora el público identifique cómo se oyen en conjunto. Su sonido es especial y las posibilidades que tiene el quinteto de alientos es inmensa, no rasqué ni la superficie de lo que se puede hacer. Es raro que haya obras escritas para quinteto de alientos y acompañamiento, en la literatura debe haber pocas, contemporáneas quizá más. Me hubiera gustado hacer una obra para orquesta, pero es muy difícil estrenarlas en México, en el mundo en general.

-Se complican los estrenos por que no los proponen?-Para cualquier compositor en México es difícil entrar a la orquestas, creo que hay renuencia de ellas para tocar las obras orquestales mexicanas, sobre todo las contemporáneas. Está cambiando esa idea, porque ya somos muchos los compositores que ahora componemos de una forma más accesible. Aquí se puede caer en otro problema: la "estrenitis". Es un conflicto porque las obras se comisionan, se estrenan y se acabó, nunca más vuelven a salir del cajón. La tirada de cualquier compositor es que sus obras se consoliden en un catálogo. Esa suerte la tengo con mi primera obra orquestal, Popol Vuh, que solita agarró camino y, por si fuera poco, se convirtió en una obra didáctica.

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